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04 Feb

Vivimos en una sociedad tecnológica donde todo avanza a una velocidad incontrolable. O te adaptas o  mueres, la situación es tan grave que la ansiedad ha sido catalogada como la “epidemia silenciosa de este siglo”, y este es el motivo de este artículo.

La ansiedad es una de las psicopatologías más comunes en la actualidad, y se estima que el 25% de las personas experimentará en algún momento de su vida un trastorno de ansiedad. Espero que no formes parte de ese grupo de personas, pero si fuera así, ten claro que el ejercicio debe formar parte de la terapia.

Esta más que demostrado que el ejercicio físico mejora el funcionamiento del sistema cardiovascular, locomotor, metabólico, endocrino y nervioso; obteniendo beneficios en diversas  enfermedades como la hipertensión, el asma, la osteoporosis, la diabetes o los problemas renales. En general, podríamos denominar que el ejercicio es medicina no solo como arma de mejora de la salud y prevención, sino también como tratamiento de muchas enfermedades crónicas.

El ejercicio físico regular mejora nuestro estado de ánimo y produce sensación de bienestar, y desde mi experiencia, os puedo asegurar que es el procedimiento natural adecuado para prevenir  y tratar la ansiedad. Mejora el estado de ánimo, te ayuda en el control de las emociones, mejora la calidad del sueño, mejora la sensación de fortaleza y de seguridad, mejora la autoestima. Desde luego es la herramienta terapéutica por excelencia que todos deberíamos practicar, tanto para prevenir como para tratar.

Los que practicamos deporte confirmamos la gran oportunidad que nos da el ejercicio para conocer y establecer relaciones con otras personas. Tener relaciones sociales puede ayudarnos a distraernos de nuestros problemas sirviéndose de apoyo, y cada vez somos más los que acudimos a instalaciones deportivas en busca de salud, y por supuesto “Ocio”.

Mucha gente acude a estas instalaciones sin miedo ni perezas, pero otras muchas ni se plantean asistir por miedos, inseguridades, falta de confianza en sí mismo, falta de sentimiento de pertenencia y desde aquí os quiero animar a que toméis la iniciativa, os quiero animar a romper vuestros miedos y que empecéis una etapa en la que el ejercicio forme parte de vuestro día a día.

Si sabemos lo bueno y efectivo que es la actividad física para tratar este tipo de problemas, ¿por qué no nos concienciamos?

Si después de leer este artículo tienes ganas de cuidarte y no sabes cómo empezar, no dudes en ponerte en contacto conmigo, soy tu Entrenador Personal.

 

Adrián Estrada Nadal

Lic. Ciencias de la Act. Física y del Deporte
Especialista en Entrenamiento Personal

15 Ene

Después de largas jornadas de trabajo, ¿a quién le apetece hacer una hora de ejercicio? Este problema lo veo en la mayoría de mis clientes y es una de las dificultades que tenemos para tener continuidad en nuestros entrenamientos.

Hacer ejercicio regular es realmente beneficioso para la salud física y psicológica, pero nos cuesta ser constantes, nos cuesta mantener la motivación para seguir haciendo ejercicio. Hoy quiero ayudaros a encarrilar vuestros hábitos e intentar daros unas pautas para que el ejercicio forme parte de una necesidad diaria y no de una obligación.

Cuando realizamos ejercicio, nos creemos que debemos hacer mínimo una hora y que si no hemos sudado no ha servido para nada. Este es un grave error porque cada minuto de entrenamiento, cada sentadilla que hagamos de más, cada salto que realicemos está sumando en nuestra dosis de ejercicio. Cada persona tiene un estado de forma diferente, y como siempre os digo, debemos entrenar manteniendo una progresión en función de nuestro nivel, es la única manera de conseguir adherencia al ejercicio.

El principal objetivo que buscamos es conseguir unos hábitos deportivos, mantener una continuidad en la práctica nos asegurará cumplir nuestros propósitos independientemente del objetivo que tengamos cada uno. Por lo tanto, debemos pensar que el ejercicio debe formar parte de nuestro día a día, igual que nos lavamos los dientes tres veces al día, nos duchamos, comemos o vamos a trabajar. Si conseguimos implantar nuestra dosis de ejercicio diario os puedo asegurar que en tres semanas os habréis adaptado a él y no podréis dejar de hacerlo. Cuando conseguimos dicha continuidad empezamos a sentir los beneficios del ejercicio, sensación de bienestar, mejora de la higiene postural, menos dolores articulares, simplemente te sientes mejor.

Si no te gusta el pescado, no comes pescado; si no te gusta viajar en avión, no viajas en avión. Si haces ejercicios desagradables, nunca más harás ejercicio. Con esto quiero mostraros la importancia de disfrutar haciendo ejercicio, debemos realizar actividades que nos gusten y que nos produzcan placer. No tenemos la obligación de ir a un gimnasio o de salir a correr, lo que yo os propongo es que busquéis aquellas actividades que os gustan y que os hagan sentir bien. Nadar, pádel, baile… cada vez tenemos más alternativas para disfrutar haciendo ejercicio, por lo tanto, no sigas buscando escusas y encuentra eso que te motive, que te haga disfrutar haciendo ejercicio. Este es el comienzo para empezar a sentirte mejor.

Todos necesitamos a alguien que nos empuje, alguien que nos levante del sofá para empezar a practicar algún deporte, conque quizás sea el momento de hablar con aquel amigo o familia que se encuentra en tu misma situación y que necesite incorporar el ejercicio a su estilo de vida.

Espero que los que hacéis ejercicio busquéis la manera de motivaros para mantener la continuidad, y los que aún no os habéis decidido, espero haberos ayudado para dar el primer paso. Si lo que te apetece es practicar un deporte nuevo o aprender a entrenar para sentirte en forma, no lo dudes, soy tu Entrenador Personal.